lunes, 27 de mayo de 2013

PRAGMÁTICA VI. LA PERTINENCIA.

Para cerrar estos apartados de pragmática, finalmente hablaré de la teoría de la pertinencia, desarrollada por Sperber y Wilson que afirman que la cognición humana está orientada hacia la selección de aquellos estímulos que nos permite modificar y mejorar nuestra representación del mundo.

El oyente tiende a la obtención del máximo grado de información con el mínimo esfuerzo de procesamiento; es lo que los autores denominaron principio de pertinencia. No es un acto voluntario en principio, ni tiene carácter social. Simplemente se da en todo acto de comunicación.

La información que se obtiene por descodificación es una representación incompleta, llamada forma lógica, que hay que completar a partir de un enriquecimiento contextual y la selección inadecuada del contexto da lugar a gran diversidad de errores y malentendidos.

El hablante entiende que existe un grado de mutualidad y dependiendo de éste, elige un estilo u otro. Decide que dejar explícito y qué implícito.
Cuanta más información deje implícita el hablante, mayor será el grado de comprensión mutua que reconozca entre él y el oyente. Si sobrestima el grado de comprensión puede que su enunciado sea difícil de entender y por lo tanto ni risas, ni nada.

Un resultado exitoso en la comunicación humorística, vendrá dado, pues por la captación del sentido real por parte del oyente.
Los recursos gramaticales que materializan una intención humorística atraen y fijan la atención sobre la forma del mensaje.

Los elementos lingüísticos del mensaje no poseen humor por sí mismos; es su uso en la comunicación lo que lo hace humorístico, gracias a la información explícita, la implícita y los elementos contextuales.
Podemos decir que el aspecto humorístico trasciende el nivel de las palabras y abarca todo el conjunto de la comunicación.

El lenguaje, usado de una manera intencionalmente lúdica, contradice todas las reglas pragmáticas propias del “lenguaje serio”, ya que para ello se prefiere la ambigüedad, el doble sentido, lo falso, lo equívoco, lo impertinente, etc.

Les invito a no respetar estas reglas cotidianas ya tan estudiadas y en cambio construyan y busquen el contenido implícito; si llegan a alguna conclusión, me la cuentan. Y disfruten del humor.





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