IRONÍA
La ironía consiste en dar
a entender lo contrario de lo que se piensa. La palabra proviene del
griego εἰρωνεία
, que quiere decir disimulo o ignorancia fingida.
Para algunos, es la forma
más refinada de humor, ya que presupone un ingenio en el
interlocutor, que debe de inferir el sentido implícito del mensaje.
La falta de perspicacia, esconderá el resultado real al mal
entendedor.
Además, es un buen
recurso, para decir cosas prohibidas, molestar o protestar evitando
un castigo. Pero en estos contextos es todo un arte.
Algunas clases de ironía
son:
-Antífrasis: dar a algo
un nombre que indique cualidades contrarias. (Inteligente a un
estúpido).
-Asteísmo: fingir que se
vitupera para alabar. (“Es un ignorante” para
referirse a un erudito).
-Carientismo:
usar expresiones que parecen verdaderas o serias para burlarse.
(“¡Qué buena idea!” para
señalar una ocurrencia poco acertada).
-Clenasmo:
atribuir a otro las buenas cualidades que nos convienen y a uno mismo
sus malas cualidades. (“Como tú eres tan puntual y yo
nunca llego a mi hora...”).
-Diasirmo:
humillar la vanidad de otro, recordándole cosas que deben
avergonzarle. (“¿Qué se puede esperar de alguien que
siempre le recuerda a los demás cosas que deben avergonzarles?”).
-Mímesis:
imitar a alguien a quien se quiere ridiculizar.
-Meiosis:
rebajar la importancia de algo que en realidad la tiene. (“Si
no pasa nada porque no me devuelvas ese dinero, solamente eran todos
mis ahorros...”).
-Auxesis:
lo contrario de meiosis, atribuir desmesurada importancia a algo
trivial. (“¡Qué contrariedad! ¡Qué desazón! Has
perdido un mechero”).
SARCASMO
Aunque
es un tipo de ironía, se ha dicho del sarcasmo que es la forma
más baja del humor pero la más alta expresión del ingenio.
Básicamente, la burla es tal, que es dolorosa, cruel e
insultante. Vamos, absolutamente sincera.
Su
origen etimológico, lo encontramos en el latín sarcasmus, que
a su vez lo toma del griego. El significado literal sería “mordedura
de labios”.
El
matiz para diferenciar ironía de sarcasmo es altamente subjetivo, o
ésto pienso yo.
John
Haiman declara en su libro
“Talk is cheap:
Sarcasm, Alienation and the evolution of language”:
“Cualquiera
que sean nuestros objetivos sociales o psicológicos siendo
sarcásticos, desde un punto de vista puramente gramático o
lingüístico, estamos haciendo dos cosas a la vez: estamos
comunicando un supuesto mensaje, pero a la vez lo estamos
enmascarando con un comentario (…) que dice algo como no me refiero
a ésto: en realidad, quiero decir exactamente lo contrario”.
El
sarcasmo puede contribuir a aumentar la percepción de una crítica,
a llevarla al terreno humorístico para rebajar la percepción de
amenaza y agresividad.
No
es raro que vaya acompañado de gestos faciales, entonaciones o el
conocimiento del emisor que nos transmite el mensaje. Son pistas para
identificarlo correctamente.
EL
HUMOR NEGRO
Lo
reconozco; es una de mis debilidades, me apasiona esta capacidad
humana que encuentra motivos para reírse en el entierro de su propia
madre. Llamadme frívola pero me parece la solución, el equilibrio
necesario para afrontar la realidad, tan llena de emociones
viscerales y de contratiempos incomprensibles.
Este
tipo de humor se aplica a situaciones que nos causarían terror,
compasión y otro tipo de emociones indigestas.
La
muerte es el tema del humor negro por antonomasia. Como la mayoría
de la gente sabe Groucho Marx mandó
escribir sobre su tumba “Perdonen
que no me levante”,
y si mañana la alquimia revelara el secreto de la vida eterna yo no
encontraría rasgos de mayor genialidad en ello.
Lo
políticamente incorrecto habita en el humor negro, está muy
relacionado con la moral y aparte de la muerte los grandes temas
dependen de la sociedad, pero algunos de los grandes universales son
las normas sociales, el asesinato, las enfermedades, la sexualidad,
el suicidio, la pobreza, el racismo, la drogadicción, las
violaciones, la religión, etc.
Como
no puedo emplear mi vida entera citando a grandes maestros del humor
negro, tendré que elegir sólo algunos.
El
diccionario del diablo de Ambrose
Bierce, es
para mí una gran biblia del humor negro. No apto para enemigos de la
subversión y la provocación.
Algunos
ejemplos son:
Abstemio,
s.
Persona de carácter débil que cede a la tentación de negarse a un
placer. Abstemio total es el que se abstiene de todo, menos de la
abstención; en especial se abstiene de no meterse en los asuntos
ajenos.
Aburrido,
adj.
Dícese
del que habla cuando uno quiere que escuche.
Aforismo,s.
Sabiduría
predigerida.
Ancianidad,
s.
Época
de la vida en la que transigimos con los vicios que aún amamos,
repudiando los que ya no tenemos la destreza de practicar.
Anormal,
s.
Que
no responde a la norma. En cuestiones de pensamiento y conducta ser
independiente es ser anormal y ser anormal es ser detestado. En
consecuencia, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a
uno mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz, la perspectiva de la
muerte y la esperanza del Infierno.
Autoestima,
s.
Evaluación
errónea.
Boda,
s.
Ceremonia
por la que dos personas se proponen convertirse en una, uuna se
propone convertirse en nada y nada se propone volverse soportable.
Cleptómano,
s.
Ladrón
rico.
Crítico,
s.
Persona
que se jacta de lo difícil que es complacerlo porque nadie pretende
complacerlo.
Egoísta,
s.
Persona
de mal gusto que se interesa más en sí mismo que en mí.
Optimismo,
s.
Doctrina
o creencia de que todo es hermoso, inclusive lo feo; todo es bueno,
especialmente lo malo; y todo está bien dentro de lo que está mal.
Es sostenida con tenacidad por los más acostumbrados a una suerte
adversa. La forma más aceptable de exponerla es con una mueca que
simula una sonrisa. Siendo una fe ciega, no permite la luz de la
refutación. Enfermedad intelectual, no cede a ningún tratamiento,
salvo la muerte. Es hereditaria pero afortunadamente no es
contagiosa.
Realmente
valerse de la palabra y el humor para ser combativo es algo corriente
(entre los que combaten contra algo y son partidarios de ello,
claro). John Chleese, componente
de los Monty Phyton, afirmaba
que el buen humor de verdad debía dejarnos cierto mal gusto en la
boca, debía hacernos pensar. Y qué peor gusto que el humor que
ataca directamente a los valores inamovibles e incuestionables, que
quizás no funcionan.
“Cuando
al tirano se le puede llamar tirano, el humor deja de ser necesario”
(Cándido).
Os
invito a ver un monólogo del cómico americano, Bill
Hicks, maestro
de la irreverencia, la molestia y la palabra.
Y
si os sentís pequeños e inseguros, bromead sobre ello. Nunca
olvidéis que no sois tan importantes.