La teoría, está basada
en la deducción de ciertas normas generales, que sumadas a la
observación de la conducta del emisor y el contexto deberían
permitirnos inferir la intención comunicativa específica de tal
emisor.
El autor expone unas
máximas generales que se deben cumplir para que exista el principio
de cooperación, éstas aparecen
clasificadas en cuatro categorías:
1.Máximas
de cantidad.
No
digas más ni menos de lo que se requiere.
2.Máximas
de cualidad.
No
digas algo que sea falso o de lo que no estés seguro.
3.Máxima
de relación.
Sea
relevante.
4.Máxima
de modalidad.
Evita
la ambigüedad, el desorden...
En el
caso de respetarse estas máximas, se supone que el receptor podría
inferir el sentido correcto de la intención del hablante. Se ayudará
del contexto para completar la información explícita e inferir la
implícita.
Varios
autores sugieren que el humor podría surgir de la violación de las
máximas conversacionales de Grice.
El
caso es que los comportamientos no cooperativos tienen sentido, al
interpretarse como cómicos.
En el
siguiente sketch de Faemino y Cansado
proponen un método para robar una camisa de unos grandes almacenes,
y podemos observar como el personaje que quiere llevarse la camisa no
cumple las máximas de Grice, para confundir al guardia de seguridad.
Evidentemente el resultado es comedia. De la buena.
El
caso es que, aunque en determinadas ocasiones, resulte de lo más
divertido violar las máximas, en ocasiones puede ser grosero, que es
un problema común del enunciado humorístico en este mundo tan
serio. Es fácil obtener la no cooperación humorística y que el
interlocutor se sienta ofendido.
¿Cómo
puede saber el oyente que debe interpretarlo como una descortesía o
como un comentario humorístico? (Una fácil opción sería tomarlo
todo a broma, pero he observado que la gente es muy dicotómica en
estas cosas y también tiende a ofenderse).
Así
que llega Raskin, y plantea
que hay un paralelo al principio cooperativo y las máximas de Grice
que operan en el modo de comunicación no
seria.
1.Máxima
de cantidad. Dé
exactamente tanta información como sea necesaria para contar el
chiste.
2.Máxima
de cualidad. Diga sólo aquello que sea compatible con el mundo
del chiste.
3.Máxima
de relación. Diga sólo aquello que sea relevante para el
chiste.
4.Máxima
de modo. Cuente el chiste eficientemente.
Ésto,
claro, está muy bien en la teoría, pero no considero que siempre
funcione a la hora de que nuestro interlocutor entienda un mensaje
humorístico como tal, ya que aunque se cumplan estas máximas, la
perspicacia no funciona de igual modo en todas las personas, y el
concepto de humor y la predisposición para el mismo, ni digamos.
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