sábado, 25 de mayo de 2013

PRAGMÁTICA III. ACERTIJOS Y CHISTES.

ACERTIJOS 

Los acertijos plantean un enigma que, en el caso de resolverse premiarán al interlocutor con el placer del reconocimiento de su ingenio.

Existe una secuencia que, según algunos, sirve como base articulatoria de toda adivinanza, que es “extrañamiento-asociación-metáfora”. Yo no estoy de acuerdo del todo, pero como sí he observado, que muchas lo cumplen, tampoco pero me parece como desmentirlo del todo y pongo un ejemplo donde sí ocurre de esta manera:

Saltando, saltando,
se viste de blanco.

Respuesta: el maíz tostado.

El proceso de “extrañamiento”, lo observamos, en que el maíz se ha separado de su significado y contexto natural, ya que, claro, uno no piensa en los granos de maíz dando saltos por sí mismos, y en un principio, tiende a imaginar a un tipo de ser vivo. La comparación y la asociación se producen, no sobre la totalidad del objeto, sino sobre una característica.
La clave está en la asociación metafórica “se viste de blanco”; ahora se presenta al maíz como un agente que brinca y se coloca su vestimenta, desafiando a la imaginación del oyente.

Las adivinanzas son, pues, “manifestaciones lúdicas de carácter cognitivos que, normalmente se remiten a supuestos contextuales de carácter socio-cultural, entre los que el receptor debe seleccionar, a partir de los indicios lingüísticos que le proporciona el emisor, el contexto más adecuado para recuperar el sentido pertinente y, de este modo, resolver el enigma”. (M.A.T.S.)




CHISTES

El chiste es, un subgénero humorístico que contiene un juego verbal o conceptual con intencionalidad cómica.
Casi todo el mundo sostiene que el papel del receptor es fundamental para que el chiste cumpla su función lúdica. Yo soy de las que piensa, que en muchas ocasiones, por el hecho de emitirlo ya se ha cumplido esa función, y que la perplejidad del interlocutor nos da otra modalidad de chiste, que nada más que le hace gracia a una persona y punto. Pero me parece acertado comentarlo desde el punto de vista en el que el receptor debe entenderlo para que el chiste tenga éxito. Es justo y necesario.

Hablemos del proceso interpretativo:

-Se debe reconocer la disyunción, porque si acepta el mensaje de manera literal no entenderá la intencionalidad lúdica.
-Comprensión y justificación de la disyunción recurriendo a los contenidos implícitos que se dan por supuestos. Ésto implica que emisor y receptor deben compartir un conocimiento contextual de la realidad inmediata y el mundo común a ambos, que sea relevante. En el caso contrario, la situación será absurda (que yo no digo que no pueda ser graciosa).
-El receptor debe realizar una comprensión activa, para dar sentido al supuesto error del mensaje.

Algunos han hecho distinciones internas dentro de los chistes. Por ejemplo, Hockett, diferencia entre chistes prosaicos y chistes poéticos.
Los prosaicos no suponen una manipulación lingüística, sino que el efecto humorístico reside en las incongruencias situacionales, por lo que pueden ser traducidos a otros idiomas (ésto, claro es muy relativo).

Un ejemplo podría ser:
-Voy a cambiarme el nombre.
-¿Y eso? ¿cómo te llamas?
-Paco Mierda.
-Vaya, que putada. ¿Y cómo te vas a poner?
-Lucas; Lucas Mierda.

En cambio, los poéticos se basan en recursos lúdicos formales, a partir de estructuras lingüísticas explícitas, que son muy difíciles, e incluso imposibles de traducir.
Por ejemplo:
-¿Cómo se dice camarero en élfico?
-Eldelbar. (Acentúese la primera sílaba).

Norrick analizó el chiste en la conversación real y observó que cumplen una gran variedad de funciones. Señaló que sirve a fines más diversos que el humor pre-desarrollado.
Por una parte, los enunciados humorísticos pueden servir para mantener el terreno a favor del hablante, dirigir la atención, propiciar cambios de tema y rellenar silencios no deseados.
Por otro lado, una de las cosas que revelan sus análisis, que encuentro de alto interés es que el sarcasmo y la burla pueden proporcionar solidaridad entre aquellos que se ríen. Y si la persona de la que se ríen está presente, incluso puede servir para aliviar una situación dolorosa.

Vigara Tauste también hace un análisis de tipo discursivo del chiste, y una de sus distinciones, la establece entre “chistes humorísticos” y “chistes de humor”.
Los humorísticos son un texto prefijado y autosuficiente que se se reproducen para otros y los de humor serían construcciones espontáneas de carácter cómico, más o menos conscientes, al servicio del texto en el que se inscriben, al hilo de la conversación.












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