sábado, 25 de mayo de 2013

PRAGMÁTICA II. CODIFICACIÓN, DESCODIFICACIÓN,INFERENCIA Y ELEMENTOS OPUESTOS

CODIFICACIÓN, DESCODIFICACIÓN E INFERENCIA

Entendemos la comunicación como un proceso en el que el hablante, a través de un código, o sistema que empareja mensajes con señales, codifica su mensaje y mediante un canal llega al receptor, que a su vez tiene que descodificar. Hasta ahí, bien ¿no?.
Sin embargo, existe un vacío entre la representación semántica y los pensamientos realmente comunicados que no podemos llenar únicamente con la descodificación. Necesitamos realizar un proceso inferencial en el que interviene activamente el contexto.

Si alguien llama por teléfono a una casa y pregunta “¿está Agustín?”, el oyente ha de interferir el sentido por medio de una interacción entre la información explícita y el contexto. El emisor no desea que le den la respuesta exacta (está o no está), se sobreentiende que desea hablar con él y que solicita que conteste al aparato.

El proceso inferencial es desarrollado por el receptor por lo que se puede descodificar, junto a la información contextual y las expectativas generales sobre el comportamiento del hablante.
Según María Ángeles Torres Sánchez:

La inferencia es considerada como un complemento de la codificación y la descodificación destinado a economizar el esfuerzo, y por medio de ella se puede recuperar tanto la información implícita como la intención del hablante en cada enunciado comunicativo”.



La cuestión es, cómo funciona el proceso en la comunicación humorística. ¿Supone, como se ha dicho muchas veces, una desviación de la norma? ¿ Los pasos que seguimos son tan diferentes del discurso serio? Desde luego, es un caso especial a la hora de entender un mensaje espontáneo. ¿Qué es lo que ocurre en un texto, o qué ocurre cuando se interpreta, que provoca esa experiencia psicológica? Tampoco es que yo pretenda resolverlo, y menos en unas pocas entradas, pero espero ofrecer cierta información medio interesante.



ELEMENTOS OPUESTOS

Greimas ha señalado que muchos enunciados humorísticos y en concreto, los chistes tienen dos partes esenciales, cada una de las cuales cumple una función concreta: la narración, que presenta la primera isotopía (agrupación de campos semánticos para dar homogeneidad de significado al texto), y el diálogo, que la rompe.
El elemento que posibilita la colisión de las isotopías, es lo que Greimas ha llamado el término conector, que hace que conecten las partes opuestas. Existe, pues, en la estructura clásica del chiste, un disyuntor que opone la primera parte a la que le continúa.

Tal bisociación consiste, por tanto, en la percepción de una situación o una idea en dos marcos de referencia normalmente incompatibles. El hecho en el que esos dos marcos de referencia se intersectan oscila simultáneamente en dos direcciones, por lo que se bisocia y no se establece un único contexto interpretativo en el que halle un sentido unívoco el texto descrito”

Milner piensa que:
La clave del humor radica en la colisión de dos universos presentados en una única situación y un único contexto lingüístico, lo cual provoca el choque humorístico”.

Observamos entonces que, al sacar el signo de su contexto más típico ya no se está refiriendo a su “referente natural”, sino a otro “paradójico”.

El discurso serio, pues, es unívoco y suele responder a una sola isotopía; el humorístico opone dos isotopías sistemáticamente.

Doy un ejemplo:

-Me han dicho que no soy normal. ¿Y qué es normal?
-Un programa de la lavadora.

 

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